Seguro que si piensas en Peñíscola te viene a la mente su impresionante castillo templario, pero una vez visites su mar, te enamorarás por completo. Las calas de Peñíscola son la viva imagen del Mediterráneo, agua clara y transparente, guijarros y rocas propias de acantilados son el escenario perfecto para disfrutar de un día de mar sin la aglomeración más propia de las playas. 

Las aguas de las calas de Peñíscola son perfectas para sumergirse en la fauna y flora marina de la zona, no es necesario ser un submarinista experto para contemplar sus espectaculares praderas de posidonia, pequeños cangrejos escondidos en las rocas, peces y estrellas de mar. Solo te harán falta unas gafas de snorkel y el calzado apropiado para sumergirte en el rocoso fondo marino. 

Hemos dividido nuestra selección de calas en Peñíscola en dos categorías en cuanto a acceso, y es que no es lo mismo ir a la playa con niños que ir con una actitud más aventurera. Eso sí, te aseguramos que cerca o lejos, las calas de Peñíscola son espectaculares, por eso en este post te traemos nuestras preferidas. ¡Comenzamos!

Las calas de Peñíscola más accesibles

Nuestra selección de calas accesibles es breve pero intensa. Si no te apetece moverte de Peñíscola ni complicarte mucho la vida, pero aún así quieres disfrutar de una cala íntima, sigue leyendo.

Cala del Moro

La cala del Moro en Peñíscola es pequeñita y de fácil acceso. Con una extensión de unos 40 metros de largo y 10 de largo, es una de las más pequeñas de Peñíscola, por lo que solo caben unas 15 personas. 

En temporada baja o media, es lo más parecido a una cala privada que podrás encontrar y además disfrutarás de unas vistas espectaculares al castillo y al casco histórico de Peñíscola. Se trata de una cala de arena, pero para adentrarte en sus aguas cristalinas para hacer snorkel o simplemente para disfrutar de un baño, te recomendamos que calces escarpines o cangrejeras, ya que el interior es rocoso. 

En definitiva, la Cala del Moro en Peñíscola es una cala perfecta si lo que buscas es comodidad e intimidad. A solo cinco minutos del centro, de muy fácil acceso y de dimensiones bastante limitadas, por lo que nunca encontrarás el lugar abarrotado. Además, cuenta con un parking al que se accede desde la carretera de la Sierra de Irta. Eso sí, si vas en verano, intenta llegar temprano, al ser una cala tan pequeña y cercana a Peñíscola, se suele llenar desde primera hora.

Cala Puerto Azul

La cala Puerto Azul en Peñíscola es una cala de guijarro (pequeñas piedras planas) de 320 metros cuadrados. Por sus pequeñas dimensiones y la necesidad de coger el coche para acceder a ella, es una cala poco concurrida, incluso en verano. Imprescindibles escarpines o cangrejeras para poner un pie en la cala ya que no tiene arena.

Bastante cercana a cala del Moro y a unos 10 minutos de Peñíscola centro. Y un bonus: es una cala dog friendly, así que podrás traer a tus amigos peludos.

Cala Volante

En pleno parque natural de la Sierra de Irta, la cala Volante es un bello espacio de rocas y piedras con agua cristalina y de fácil acceso a pie. 

Desde Peñíscola son unos 15 minutos en coche, pero una vez aparcado, para acceder a la cala solo tendrás que andar unos 500 metros hasta meterte en el agua. Por sus diminutas dimensiones (unos 30 metros) nunca es un espacio masificado, de hecho, si llegas temprano para plantar tu toalla, es probable que estés solo durante toda la mañana. ¡Íntima y cómoda!

Las mejores calas de Peñíscola para almas aventureras

Las calas más desiertas del parque natural de la Sierra de Irta son ‘de película’, y es que muchas de ellas han sido escenario de rodajes cinematográficos. En general, al ser de más complicado acceso, estas calas de Peñíscola suelen estar más vacías y tienen un aspecto más virgen e inexplorado. A los pies de un acantilado o en plena sierra, estas calas no te dejarán indiferente.

Cala de L’Aljub

La cala de L’Aljub no es para todos los públicos pero eso sí, el paisaje es imponente. Se encuentra pegada a la Sierra de Irta, por lo que la combinación de agua cristalina y la vegetación de los alrededores la convierten en una de las zonas de baño más bellas de la zona. 

Una calita plagada de pequeñas piedras y rocas, en la que es esencial contar con calzado adaptado y tener cuidado a la hora de acceder al agua. 

Solo se puede acceder a pie o en bicicleta, por lo que es una cala ideal para disfrutar de un momento de calma y paz después de una caminata o ruta en bicicleta por la sierra. Suele ser un lugar poco concurrido, así que relájate y disfruta. 

Pese a estar en plena naturaleza, la cala está bastante cerca desde Peñíscola, a unos 15 minutos en coche.

Cala Badum

La cala Badum se encuentra en la Sierra de Irta y debe su nombre a la torre Badum, a la que se puede llegar en coche. La torre en sí ya es una atracción espectacular, una construcción a 97 metros del nivel del mar que ofrece vistas a toda la costa. Esta torre de vigilancia data del siglo XVI, y servía para divisar posibles llegadas de barcos piratas. 

Pero volvamos a lo que nos ocupa, la cala Badum es una cala de difícil acceso a los pies de un acantilado. 350 metros cuadrados de guijarros e imponentes rocas y un mar cristalino en el que podrás disfrutar del snorkel. Es muy probable que estés completamente solo en esta cala, principalmente porque llegar no es tan asequible como en el caso de otras calas o playas. Así que disfruta de una bonita puesta de sol o de un momento de paz absoluta escuchando el oleaje chocar contras las rocas.

El broche perfecto a un día de mar

Ya lo has visto, las opciones de calas en Peñíscola son muy variadas. Tanto para disfrutar de una jornada completa en la toalla como para explorar sus limpias aguas practicando snorkel o contemplar una de las puestas de sol más bonitas del mundo. Y es que los encantos de las calas de Peñíscola son evidentes: una mezcla de mar y naturaleza en estado puro que no te dejará indiferente. 

¿Y qué mejor final para un día de mar que una buena cena? La oferta gastronómica en Peñíscola es extensa, pero destaca (y mucho) por el mejor pescado y marisco. Paellas y arroces de autor, guisos típicos marineros, pesca fresca del día, en definitiva, del mar a tu plato.

Si buscas alojamiento para disfrutar de las calas de Peñíscola más paradisíacas, no dudes en consultar nuestra selección de viviendas en la Sierra de Irta, a un paso de calas y playas y en plena naturaleza.